CORAJE
El miedo nos somete, la rabia nos ciega y la seducción nos hechiza.
Sólo cuando somos capaces de superar estas tres barreras, encontramos las verdaderas armas para esta contienda:
La serenidad, la convicción, el coraje y la firmeza.
La convicción requiere indagación y discriminación, imposibles sin la adecuada serenidad.
Sólo quien camina sobre el suelo de la convicción, encuentra la firmeza y el coraje que puede derribar el artificio verborréico de quienes ocultan su codicia bajo los ropajes de su hipocresía.
Las ideas dividen, las actitudes nobles nos unen.
Estas actitudes son nuestras mejores armas.
Apartados del infantilismo, cultivémoslas y enfrentemos al verdadero enemigo.
No olvidemos que la lucha externa es el reflejo de otra lucha, la interna, que no debe ser ignorada.
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